Cuando nos coge de nuevo el gusano de descubrir nuevas islas, una zona de convergencia se asienta encima del archipiélago de Vava’u. Mientras en Europa todo el mundo se broncea, aquí tenemos diez días de lluvia, de cielo gris. Justo después, un anticiclón despeja por fin las nubes. Pero también aporta una semana de vientos potentes del sudeste. Ni pensar de navegar hacia el norte como previsto, a las islas de Samoa y Wallis.

No obstante desde ayer estamos de nuevo en camino. Allá a donde el viento nos lleve. Atrás quedan los buenos amigos del PAGE, navegar es despedirse y esperar al siguiente reencuentro. Aprovechamos los vientos algo mas moderados y navegamos en una empopada hacia Fiji. Nos encontramos de nuevo con la esencia de la navegación de altura: la ola empuja, el piloto de viento balancea, el barco también, y delante estiran con fuerza las velas. Hablamos en onda corta con barcos amigos, leemos mucho, miramos alguna película, estoy tocando la guitarra, hacemos siestas y dormimos intercaladamente en horas extraños. Lejos del mundo, profundamente dentro de la vida.