Lo realmente extraordinario de Tahaa, la isla hermana de Raiatea, es su aroma. En cualquier rincón huele a vanilla. Aquí productores pequeños lo cultivan en insuperable calidad ecológica. En la cala Haamene hacemos una breve excursión al Maison de la Vanille. La empresa familiar de tres generaciones se encuentra en un lugar idílico en medio de la selva tropical. Un jardín Edén.

Parecido como las judías verdes cada planta de vanilla crece en un tronco. Cuando empieza a florecer se tiene que polinizar a mano. Un buen trabajador consigue unas mil flores al día. Nueve meses mas tarde ha crecido una vaina alargada. En cuando se pone marrón lo recogen a mano y lo secan en al sol durante 5 horas. El peso se reduce a la mitad. Después a cada vaina se les da un breve masaje a mano, comprobando su calidad. La longitud y la calidad de la vaina define el precio. Cien gramos se vende por unos 40€. No obstante, con una fruta se puede cocinar hasta cinco veces. Simplemente se seca de nuevo al sol después de cocinarla.

De vuelta en la cala vamos a comer en el restaurante de la playa. Hasta ahora solamente conocíamos vanilla para todo tipo de postres. Pero aquí nos sirven pescado fresco con salsa de vanilla. ¡Que pasada!