Paredes derrumbadas, tanques oxidados, vigas caídas, muros de hormigón picoteados, piedras de lava negras, latas tiradas por ahí, rocas erosionadas, palmeras secas. El pozo de agua está prácticamente seco desde hace años, el cambio climático se nota también aquí. Pero ahí está Claudine acampada desde hace catorce años.
El paisaje es impresionante, paredes rocosas rojas se elevan vertiginosamente desde el mar. Ahí arriba se encuentra la tierra llana, aquí abajo hay poco espacio para detenerse. Hay sombra por la mañana, que es bueno, y por la tarde el sol se pone dramáticamente en el horizonte del mar. Una playa pedregosa y negra, un pequeño y resbaladizo espigón, las ruinas de un uso industrial. Los tiempos productivos acabaron hace tiempo. La fábrica de pescado “La Cantera” en la isla de Gomera (Islas Canarias) fue construida en 1860 por el industrial italiano Angelo Parodi con el fin de envasar el atún en latas que se fabricaron aquí mismo. La mercancía permanecía poco tiempo en la isla. Una ubicación casi inaccesible desde la tierra exigía el envío por vía marítima a los mercados cercanos y lejanos. Afortunadamente, la Agencia Tributaria y el tipo de IVA eran aún desconocidos. Así que el «Caviar Gomero» se convirtió rápidamente en un auténtico éxito de ventas.
Frente a La Cantera se extiende el Océano Atlántico; amplio, interminable y prometedor en este pequeño mundo de latas de pescado. Las olas retumban en la playa como siempre, con los temporales llegan hasta las primeras paredes. Un anfiteatro natural, majestuoso, digno, aunque un poco deteriorado. Pero eso sólo aumenta el encanto de este remoto y olvidado lugar.
En el exterior, un yate fondeado. Un Dufour, por supuesto, pero de 43 pies de eslora, ya que el TUVALU sigue solo en un varadero en Malasia. Pero aquí y ahora estamos descubriendo una nueva zona de navegación, que a menudo recuerda a las Marquesas, aunque esté «en casa» en España. Estoy con dos colegas arquitectos – Boris de Valencia y Xavi de Tenerife – que ya han navegado con nosotros. El capitán de siempre, más el conocimiento local de Xavi y la excelente cocina de Boris no es una mala vida. Mueslis subtropicales con kiwis y plátanos de La Palma, de donde acabamos de llegar navegando, y pescado fresco arponeado por Xavi en la parrilla. Armonía a bordo y un paisaje perfecto.
Claudine, acampada en la cantera, comienza la mañana con meditación y yoga. Pelo largo y algo revuelto, estilo hippie controlado, «amore» esta escrito en su camiseta. Xavi toma nota. Así es como se mantiene en forma y mantiene el ying y el yang en equilibrio. Nos explica con calma que las piedras de la fábrica van a ser devueltas lentamente a la naturaleza. Renovar, consolidar el brillante patrimonio industrial no le interesa. Todo debería volver al equilibrio. El curso natural de las cosas, aunque viva aquí oficialmente, como certifica el documento de empadronamiento colocado en la puerta. Los humanos somos transitorios, y también lo es su patrimonio arquitectónico. Vaya, me siento estúpido como arquitecto. Tal vez sea este espíritu omnipresente de las islas volcánicas, que, además, cambian su fisonomía cada cierto tiempo debido a las recurrentes erupciones.
En su primer viaje Alexander von Humboldt subió en 1799 al volcán Teide en Tenerife, de 3.715 metros de altura. Tras la publicación de sus observaciones años mas tarde, el mundo ilustrado racionalizaba la percepción del tiempo geológico y empezó a tomar nota de la insignificancia de la raza humana. No obstante, cuando hace unas semanas el volcán en La Palma volvía a expulsar fuego y lava, sus vecinos apenas se interesaban por las teorías de un loco alemán, sino por su casa enterrada bajo la lava, la plantación de plátanos destruida, los gases tóxicos…
Sin duda, Claudine tiene razón con su ying y yang meditativo, Humboldt por supuesto con su teoría del flujo de tiempo inconcebible. Hoy mismo, la isla de Gomera es verdaderamente preciosa y Tuvalu sigue en Malasia.
Impresionante escenario! Un gustazo volver a leerlos aunque no sea acerca del TUVALU saludos amigos!! *Futuro Dos*
Me alegro mucho Hans! espero verte antes de zarpar para Malasia, un abrazo fuerte!