La mayoría de los navegantes por aquí son parejas como nosotros. Juntos tomamos decisiones. Tenemos dos cabezas para pensar, cuatro manos para navegar, diez dedos para hacer bricolaje, doce horas para dormir. Y después de veinte años juntos sabemos como convivir y nos seguimos queriendo.

Pero algunos navegantes dan la vuelta al mundo en solitario. Hacen todo solitos.

En Ua Pou fondeamos al lado de Joshua de Alaska, con su velerito de 27 pies. Con mala mar su BEMA esta bastante incomodo. Barco pequeño, problemas pequeños – se dice. Pero si uno no es autista, como navegante en solitario se siente de vez en cuando algo solo. Así enseguida busca la amistad con nuestra hija Alba, y ya pronto navegamos en conserva de cala a cala. Por las tardes jugamos petanque o bien hacemos excursiones en tierra. Lo pasamos muy bien con el.

En la cala de ensueño Anaho en la isla Nuku Hiva encontramos la versión XXL del navegante en solitario. Jaques da la vuelta al mundo tal como Joshua. Solamente, su megayate ZANZIBAR tiene una eslora de 105 pies. Dos veces y medio el TUVALU. Su tripulación profesional le lleva su velero. Una superficie velica enorme, dos motores, dos potabilizadores, tres chinchorros, congelador, internet de banda ancha y muchas cosas mas. En la playa dejan volar su drone, filmando toda la cala desde arriba. ¡Cuantas cosas uno puede tener en su yate! Por la tarde el “solitario” Jaques nos invita subir a tomar una cerveza. Un chico muy simpático y también le gusta conversar con otros navegantes.

El tamaño no importa. Finalmente estamos todos en la misma cala. Solos o acompañados.