Como es bien conocido nuestro amigo catalán llegó el domingo 3 de noviembre de 1493 (con motivo de su segundo viaje de Atlántico) a Dominica. Pero en vez de oro Colon encontró sólo un bosque aburrido y unos indios extraños. Suponemos que en ese mismo instante comprendió definitivamente que lo de la India no había funcionado. 24 horas más tarde levantaba frustrado las anclas para ir navegando con mas esperanza hacia el norte. Al inicio la siguiente isla le gustó mucho mas. Era bonita, verde y con playas chulas. También había algunos nativos. Pero esos, al ver esos hombres extraños con barbas largas, huían rápidamente al bosque. Después de una inspección corta los hombres de Colon se retiraron, también porque de repente ocho hombres desaparecieron. Los ánimos bajaron aun mas cuando en una de las casitas se encontraron esqueletos humanos y cráneos. Sabio, como muchos de sus sucesores mas adelante, Colon utilizaba una estrategia doble para pacificar la situación. Disparaba algunos cañonazos y ponía la isla bajo la protección de una santa; la „Santa Maria de Guadalupe de Extermadura“.
Para nosotros como imitadores modestos el ir a parar en estas islas ya pacificadas ahora es fácil. De todas formas tampoco llevamos cañones – y la tripulación después de varias excursiones a tierra aun esta completa. En Îlles de Saintes (la isla de los santos), un archipiélago pequeño y maravilloso en frente de la costa del sur de la Guadalupe, pasamos varios días paradisíacos. El fondeo en la Îlet a Cabrit nos encantó. Cómo tiene que ser la isla está habitada por un único „nativo en el bosque“ – un ceramista simpático que vive y trabaja aquí sin electricidad. Disfrutamos la soledad (también porque el es vegetariano). Imma forma además en su taller una nueva vajilla para el Tuvalu. Si deseábamos un poco más de vida fuimos simplemente hacia la Anse de Bourg, que se encuentra a menos de una milla. Allá fuimos de compras, utilizábamos Internet, visitábamos el Fort Napoleón y hasta vimos en directo como el Real Madrid perdía como es habitual contra Barça.
Luego navegabamos a lo largo de la costa oriental de Guadalupe hasta Deshaies. Una bahía muy bien protegida, un pueblo pequeño y bonito con unos restaurantes, y hasta un jardín botánico.
En el horizonte examinamos ya a la siguiente santa: la isla Montserrat. Barcelona está cerca, parece! En mi primer viaje por aquí (1993) el capitán Heinz hablaba de ritos de Voodoo en la isla y no quería pisarla. Seguramente ellos son también antropófagos. Así decidimos de navegar directamente a Antigua. Nunca se sabe.
sigue sigue no pares ,que manera de sufrir tan sabrosa