De Martinica a Dominica (Colon llegó un martes a la primera isla, un domingo a la segunda; ¡me impresiona su fantasía!). Pero por fin volvemos a navegar de verdad. Con olas atlánticas, vientos potentes y sargazos. Volver a las raíces. Pero llegando a la isla, en Portsmouth, nos sumergimos en un mundo completamente nuevo. Ya que Dominica es una de las islas mas pobres del caribe. Al menos respecto a su renta por cápita. Las casitas de madera son, para decirlo prudente, muy sencillas. Pero a parte de esto: música de reggae en todas las esquinas, se habla ingles, cabellos de “rasta”, “boat boys” muy amables que te llevan la fruta al barco y muchas sonrisas y amabilidad en todas las partes. Y sobre todo: NATURALEZA! NATURALEZA! NATURALEZA! Fuimos de excursión con “boat boy” Alexis (le elegimos porque el Barça tiene un jugador con el mismo nombre), compramos verdura y pescado en el mercado y la fruta de Cristian. Si no le hubiéramos comprado todos sus plátanos seguramente se hubiera hundido con su barquito precario antes de llegar a tierra.

Pasamos unos días estupendos con Corinne y Antonio (una pareja francesa/italiana) subimos el “Idian River”. Cruzando la selva, donde se filmó partes de mi peli favorita “piratas del caribe”. Comimos plátanos, mangos, cacao, gingebra, caña de azúcar – todo directo del árbol. !Increíble, ya que todo esto solamente lo conocíamos del Carrefour! El día siguiente cruzamos los cuatro con un taxi la isla, yendo al lado oeste, donde las olas atlánticas se rompen. Hicimos varias pequeñas excursiones a pie a los parques naturales. Una vez mas, una selva exquisita. ¡Que verde! En el agua fresquita de una cascada nos bañamos. Estamos perplejos de esta riqueza de la naturaleza, y como los habitantes la conservan y quieren.

Nos parece como llegar de verdad. Para europeos urbanos que somos, esta Dominica tan pobre es rica como solamente el caribe lo puede ser.