Por detrás. Como nos gusta más. Me refiero al viento. En nuestra travesía a Vanuatu, finalmente sopla desde donde debería. Atrás han quedado aquellos rumbos miserables del año pasado. Donde luchamos en duras ceñidas al norte, a las islas de Tuvalu. Y luego nuevamente con el viento y mar en contra regresando a Fiji.
En los trópicos del Pacífico Sur, generalmente los vientos soplan de sureste. Así, salvo unos pocos masoquistas, todos preferimos navegar al oeste. Las 520 millas náuticas desde Fiji hasta el archipiélago de Vanuatu tienen un rumbo de 270 grados. ¡Perfecto! Con un viento de SE de unos veinte nudos y un mar de fondo de unos dos metros de la misma dirección, en cuatro días casi volamos a Port Vila.
El TUVALU se comporta de manera impecable, el piloto de viento lo dirige suavemente balanceándose sobre las olas. Imma sigue en su afán de navegar mareada alrededor del mundo. De mi parte estoy feliz de volver a tener aquella sensación profunda de la navegación oceánica. Así durante cuatro días vivimos unidos con el mar y desconectados del mundo civilizado, sin los impresentables tweets de Trump, sin noticias del procés catalán. ¡Que gusto!
El sábado por la mañana llegamos felices a Port Vila, la capital de Vanuatu. No podemos hacer el papeleo de entrada al país, ninguno de los funcionarios quiere molestarse un fin de semana. Así que disfrutamos de dos días más a bordo, alejados de todo como si estuviéramos aun en alta mar.
Baste Grüße aus Old Germany! Es freut uns sehr, wenn’s Euch gut geht!!! LG Peter& Margarete!