“Con un esfuerzo insoportable y interminable se peleaban, como perseguido por un mal sueño. A veces sus cuerpos ardían como enfebrentados, a veces temblaban de frio”. Si, Josep Conrad, el gran maestro de la literatura náutica tenia razón. En días como ayer te preguntas porque haces todo esto. Todo el barco como una gran coctelera. La ola demasiado majestuosa, el viento insoportable, y nosotros lamentables. Y que esto sigua días así. O aun peor. Y que aun faltan 1650 interminables millas hasta el siguiente puerto. Ay! Pero un nuevo día empieza, el sol sale por el horizonte. De repente nos parece que las olas son más pequeñas, el viento más moderado. Por suerte aun faltan muchos días hasta llegar a tierra. ¿Realmente el mar es más suave o simplemente nos hemos adaptado a las circunstancias? Da igual, como cuando éramos niños la pesadilla está olvidada. Y la fascinación por el océano indefinido es inmensa. Navegar simplemente es maravilloso!
Trasatlántico día 9
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