Las dimensiones son casi inimaginables. ¿Quizás porque hemos navegado durante los últimos meses en las aguas solitarias de Indonesia, paseando por sus sencillos pueblos? Ahí, donde una casa de dos pisos casi se convierte en un rascacielos.
Pero esto de aquí me parece simplemente demasiado grande, demasiado de moda, demasiado extravagante para ser real. Pero ahí está. En el año 2010, el tampoco muy modesto centro de negocios de Singapur fue degradado (por Safdie Architects) a una especie de auditorio; al otro lado de la laguna se celebra la arquitectura contemporánea como si fuera un escenario.
Perfectamente escenificado actúa la Marina Bay Sands, aquel bullicioso triple rascacielos de doscientos metros de altura, encima unidas con una barra horizontal de trescientos cuarenta metros de largo. Una composición tectónica aparentemente imposible. Detrás, como decorado verde, se encuentran los Jardines de la Bahía, con sus árboles artificiales que crecen al cielo y una jungla aparentemente natural.
Como usuario de la ciudad, uno se siente cómodo y seguro en Singapur, a pesar del calor sofocante. Su urbanismo, su arquitectura y sus espacios públicos están diseñados con criterio y bien mantenidos, y es fácil de moverse gracias a un eficiente sistema de transporte público. Todo funciona y encaja. El aparentemente opuesto puro de Indonesia. De vuelta a la vida urbana.
Aqui mas imagenes:
increíble modernitat , però a mi personalment , m’agobia
edificis extramadament alts
no sé si es pot viure amb tranquilitat o és una zona de molt sorolls
no hi ha res com la natura
Tal vez funcione todo, pero a qué precio…..