A pesar de que había pasado toda mi vida en la costa, me parecía como si nunca antes había estado tan cerca del mar. El olor del alquitran y sal era algo nuevo. Vi las más maravillosas figuras decorativas, que todos habían estado en lejanos lugares del océano. También vi muchos marineros viejos con aros en las orejas, con bigotes rizados, coletas alquitranadas, y su vasto equipo de marinero difícil de manejar; e incluso si hubiera visto tantos reyes y arzobispos no podría haber quedado mas impactado. Y me fui también al mar; a la mar en un velero, con un timonel silbando, marineros con trenzas y cantando; al mar, viajando a una isla desconocida en busca de un tesoro enterrado!
Robert Louis Stevenson; La isla del tesoro; 1883
30 millas al sur de la Bahía de Espíritu Santo finalmente llegaremos a nuestro último fondeo en México. El Banco Chinchorro (N18 º 46 W87 ° 19) se compone de cuatro pequeñas islas rodeadas por un cinturón de casi diez kilómetros de arrecifes de coral. Pues un atolón, como se conoce sólo de los Mares del Sur. México ha protegido este paisaje submarino único como una reserva de la biosfera, pero al mismo tiempo, también es el último puesto militar en el sur de su territorio. Precisamente este último hecho impide también que podemos pisar tierra. Junto con nuestros amigos del PANACHE, amarrados en boyas, estamos fondeados maravillosamente tranquilos en el interior del atolón. Al día siguiente, sin embargo, nos separamos – PANACHE viaja a las Islas de la Bahía (Honduras), por el contrario nosotros vamos a Belice.
Belice, la antigua British Honduras, es un país muy joven. La pequeña tierra de sólo 320.000 habitantes en 1981 los británicos les dieron la independencia. Como único país de América Central se habla Inglés, el español se habla mucho, aunque sobre todo en el interior. Los habitantes originales, los mayas, siguen presentes y viven una vida en gran medida independiente del estado. El mundo occidental descubrió este rincón del Caribe en 1502, gracias al cuarto viaje de Colon. A el al parecer no le parecía muy emocionante descubrir esto, ni tocaba tierra, pero al menos dio nombre al Golfo de Honduras. Años más tarde le seguían los españoles Pizón y Solís, que navegaron mas hacia el oeste adentro del Golfo, así descubriendo el Río Dulce la costa de Belice. Como la provincia de la Capitanía General de Guatemala Belice formó en 1524 parte del Reino de Tierra Firme, denominado así por Carlos I de España. A partir de 1638 el Reino Unido tuvo una influencia creciente y en 1821 controlaba de facto de Honduras británica como una colonia separada.
La costa de Belice está protegida en casi su total longitud por un arrecife de coral formando así un enorme mar interior con miles de pequeñas islas de ensueño. Por lo tanto, la zona marítima durante siglos formó un buen escondite para los piratas, que atacaron regularmente fragatas del comercio español, saliendo del arrecife por estrechos pases. También para TUVALU este arrecife es más bien una pesadilla – también somos españoles … Pues bien, hoy en día ya no hay piratas, pero con nuestra quilla de 2,10m hay pocos pases posibles al interior del arrecife y mucho riesgo de naufragar. Así para nosotros por desgracia el paisaje de esas isla maravillas sólo es accesible en el extremo sur.
Por lo tanto navegamos unas 150 millas por el exterior del arrecife hacia el sur. La navegación por la noche a lo largo del arrecife y en parte entre los atolones (Turneef y Glover Reef) es exigente. En la oscuridad de la noche apenas se observan luces, sin embargo sabemos por las cartas de la peligrosidad de los arrecifes de coral muy cerca de babor y estribor de nosotros. Además, las corriente del golfo empuja con 1-3 nudos en contra. Así que es casi navegando a ciegas, confiando plenamente en el GPS.
Por la mañana llegamos bien y sin más incidentes al pase de Raguana. Las cartas electrónicas (Navionics) para la zona del mar de Belice son prácticamente impracticables, a diferencia de Cuba. Pero por suerte existe un excelente derrota por Freya Rauscher. Pero por desgracia en este libro justo hay solamente un waypoint de GPS el interior del arrecife. Interpolamos la posición al exterior (N16°18.286 W088°07.205). El paso estrecho a través del arrecife hacemos con buena luz de popa para ver los arrecifes. Todo cuadra perfectamente y delante de nosotros ya encontramos la primera de esas islas de ensueño! Agua turquesa, algunas palmeras, una pequeña playa de arena. ¡Wow! – la navegación nocturna valió la pena! Nos dirigimos directamente al pueblo Placencia, porque primero hay que hacer la entrada oficial al nuevo país.
Placencia nos gusta enseguida. El fondeo a las afueras del pequeño pueblo está bien protegido. Cerca de 12 yates fondean al lado nuestro. Salimos con el chinchorro al yate que está al lado, el inglés SAMARAG, para obtener los últimos consejos de como hacer el papeleo. Afortunadamente, lo saben todo perfectamente. Al día siguiente vamos con el dinghi a tierra, y desde allí con un rápido taxi de agua a la aldea vecina Independencia y luego un taxi a las distintas autoridades en Big Creek. Junto con otros dos barcos obtenemos rápidamente todos los permisos necesarios. Pero rápido nos va también el dinero: 350 dólares de Belice (150 €) gastos para el papeleo.
Después de casi tres semanas en fondeos solitarios disfrutamos – ahora completamente legal – de estar de nuevo en la civilización. Placencia es un pueblo encantador, familiar, con casas de madera pintadas de vivos colores. Hay pequeños supermercados, puestos de frutas, café, WIFI, incluso una panadería suiza y un campo de fútbol (el campeón nacional de Belice es Placencia!). Muchas de las casas están construidas encima de pilares de madera con la planta baja libre. Así también el suelo está bien ventilado y protegido contra los parásitos, constituyendo así una zona de sombra para las hamacas y sirve a los niños para jugar. Porque verdaderamente hace calor tropical! Uff, a partir de las 11 de la mañana en Tuvalu ya no se detecta muchas actividades.
Esto no siempre fue así de tranquilo. 2001, el pueblo fue completamente destruido por el huracán Iris. Sólo unos pocos escaparon a las montañas cuando se dio el aviso de huracán. La mayoría de ellos se quedaron en el pueblo. Aunque no hay, como ya hemos visto en otras islas del Caribe (por ejemplo, la Unión Island) edificios públicos construidos con hormigón que sirven de refugio en caso de huracanes. Así durante el huracán algunos se les llevaron volando dentro de sus casas. Por suerte nadie murió allí. Excepto unos turistas americanos borrachos celebrando una “fiesta de huracán” en su barco de alquiler. ¡Dios mío, qué estúpido deben ser algunos!
Después de unos días volvemos a explorar de nuevo las islas. Una navegación de 12 millas nos lleva a la Laughing Bird Cay. Como de postal lo tenemos delante de nosotros – pero por desgracia el vigilante del parque de biosfera sonríe menos que los pájaros. Contrariamente a nuestros datos de la derrota yates extranjeros no pueden fondear en esa isla. ¡Qué lástima! Así que vamos a la isla vecina, rodeando con prudencia un arrecife de coral y nos colgamos a la única boya de la isla South Long Cocoa Cay. Esta es una propiedad privada y en construcción para convertirlo en un resort hotelero, con gran deterioro de su coral circundante. Porque incluso islas enteras en Belice se pueden comprar. En Placencia hemos visto varios anuncios: Ya a partir de $ 200,000 podría comprar aquí uno su isla del tesoro. Bueno, pero en este momento no queremos asentarnos ya de nuevo definitivamente.
A la mañana siguiente nos dirigimos a la isla Whipray Cay. Navegar aquí es como en el lago de Zurich. Mar plana, brizas ligeras. Incluido dejamos puesto el toldo de sol grande, algo que en realidad nunca lo hacemos. Sin embargo, treinta minutos más tarde ya estamos de nuevo en la boya. Sí, y aquí lo tenemos: la pequeña isla tropical tesoro perfecto. 300 metros de largo, 50 metros de ancho. Aquí viven desde hace 35 años Julián y Beverly, han abierto un bar, alquilan 4 habitaciones, ofrecen excursiones de pesca. Con una cerveza fría pasamos charlando con ellos una tarde muy agradable. Además, el bucear es muy bonito, con el agua a temperatura de bañera durante horas se puede nadar entre las cabezas de corales.
Dos días más tarde continuamos. 10 millas de navegación rozando los bancos de corales. Silk Cayos (N16 ° W88 ° 26,92 02,0), un consejo de Julián de Whipray Cay, es increíble. El fondeo es un poco complicado y requiere llevar con prudencia el timón para conseguir la entrada entre los arrecifes. ¡Pero entonces! Wow! Los arrecifes de coral están detrás de nosotros, delante hay tres pequeñas islas con palmeras. Amarrado en la única boya enseguida los Park Rangers se acercaron. No podemos pasar la noche, pero a un costo de 20 Belice dólares por persona (unos 8 €), nos permiten estar un par de horas. Caro, pero vale la pena. Nos sumergimos enseguida a la agua y nadamos con el snorkel la pequeña isla linda. Wow! Que mundo bajo el agua! Peces y corales de todos los colores. Incluso dos tiburones grises felizmente pasean al lado nuestro. A Imma eso proporciona casi un paro cardíaco, pero poco a poco ella también comienza a acostumbrarse a estos bichos, ya que por lo general son completamente inofensivos. Por la tarde volvemos una milla hasta Hatched Cay, una isla privada con un fondeo bien protegido – y de nuevo en medio de unos bancos de corales maravillosos.
Guten Tag Herr Geilinger
Ich bin ein alter Freund von Darius Köhli, war mit ihm zusammen in der Schule und habe noch heute Kontakt mit ihm, obwohl ich weit weg von ihm lebe. Meine Frage: Ich suche eine Auskunft zu Jachthäfen im Norden Marokkos bzw. Süden Spaniens. Können Sie mir dabei helfen? Kann ich Sie in Spanien auf einer Festnummer telefonisch erreichen?
Herzlichen Dank im voraus und
Schönen Gruss aus Paris
Stefan Brändle
0033-1 4665 0324