Una última mirada al cielo, luego el salto al vacío. Los brazos ahora extendidos ampliamente. El tiempo se detiene. Vacío blanco en el cerebro. Ícaro. Los pensamientos desaparecen. Silencioso e ingrávido, él vuela allí. Sin fin. Espacio y tiempo como cancelado.
Luego un duro golpe en los pies. Regreso a la realidad. Los palos de bambú crujen dolorosamente en los oídos. El suelo ahora a pocos centímetros de los ojos. ¡Mis hijos, mi esposa, mi vida! ¡Dios mío! Los tobillos duelen con urgencia. La liana tensa, a punto de romperse. El cuerpo se arrastra sobre la tierra dura. Rasguños sangrientos en el pecho. El latido del corazón intentando escapar de la híper frecuencia. La comunidad aplaude, él abre los ojos. De vuelta en la vida.
El Land Divingen la isla de Pentecostés en Vanuatu es posiblemente una de las tradiciones culturales más espectaculares del Pacífico. Desde 15 metros – o aun más – saltan al vacío, solo sostenidos por lianas en los pies. Abajo, sin embargo, no hay un río como en el puenting, sino la tierra dura en la ladera. La torre, de construcción aparentemente confusa a partir de postes de bambú fuertemente atados, fluctúa considerablemente ya al subir. Detrás se encuentra la el pueblo que canta medio desnudo, quién sabe si por miedo o por conjurar a los dioses. Pero inquietante, hasta que el saltador finalmente se coloca al último punto de la pequeña plataforma. Cruzando entonces los brazos, inhalando profundamente por última vez. Luego cierra los ojos. Y se inclina hacia delante.
Impresionante! Muy lindo relato,
A seguir explorando!