Vuelve a la esencia. A la existencia real. A las cosas reales de la vida. Lentamente, el alba aparta la noche oscura. Era negro como el carbón, despertaba el horror, adivinaba las profundidades de la existencia humana. Evocando los abismos de nuestro ser. Sin la débil iluminación de la luna esperanzada. Provisto sólo de las estrellas esparcidas fugazmente por el firmamento, para no perder completamente la orientación en este infinito sin límites. Como si esto fuera a servir de algo.
Ahora, sin embargo, aparece un primer débil resplandor en el horizonte oriental. Aún furtivo y tímido, se abre paso hacia arriba, sopesando con cautela si realmente debe atreverse a salir. Oscuras bandas de nubes oscurecen la extensión, dejándola irreconocible donde se separan el cielo y el mar, lo bueno y lo malo, el miedo real y el meramente infundado.
Entonces, por fin, se acaban las vacilaciones, los tanteos. A una distancia infinita, comienza el espectáculo. Como siempre en la retaguardia, donde la noche pronto será empujada por el sol. Aliviándome, liberándome de la miserable oscuridad. Pase lo que pase, el siempre está ahí para mí. Como un amigo querido. Fiel, desinteresado y sin exigencias. Justo ahí cuando lo necesitas. Ilumina los lugares y momentos en los que se ha sufrido. Muestra a diario de dónde viene uno. Desde el Este.
El rojo intenso da paso ahora lentamente al naranja claro, más arriba deriva matiz a matiz hacia el amarillento, para perderse finalmente en el azul claro lechoso. Las nubes negras del horizonte pierden su intensidad, su oscuridad, su amenaza. Permanecen mis pesadillas, mis miedos, mis vacilaciones sobre mi propia incapacidad en la vida. Sobre el abismo, la negrura de mi alma.
El mar ya es visible en toda su claridad. Las olas son suaves, todavía un poco inquietas, cansadas y agotadas tras la larga noche. Mire donde mire, todo lo que me rodea es el horizonte suavemente mecido, salpicado de pequeñas olas de viento y de un largo oleaje. El mar parece deprimido esta mañana, arrastrando una ligera conciencia culpable, y se pregunta: ¿qué habré hecho?
Me siento en la bañera con mi café matutino, todavía con el chaleco salvavidas puesto y la línea de vida amarrada al yate. Por si acaso, puedo desenmordazarme más tarde, cuando todo esté realmente tranquilo y seguro. A mi alrededor sólo se distingue el infinito del mar, la línea ya nítida del horizonte. Solo en mi infinitesimalmente pequeño yate y, sin embargo, conectadoal universo infinito como casi nunca antes en la vida.
Ahora los primeros rayos, todavía de un naranja intenso, empujan a través de las pequeñas nubes coliflor que quedan en el horizonte. Inevitablemente se hacen sitio, acariciando suavemente mi mejilla por primera vez. Todavía vacilante, pero con propósito. Como el primer beso de recién casados. Con toda la esperanza e inocencia de lo que pueda venir. ¿A quién le importa el pasado, lo que queda atrás, lo que ahora está lejos, en el este? El pasado se acabó, es insignificante, no merece la pena pensar en él. Lo que importa ahora es sólo la cálida caricia en mi piel, el aquí y el ahora, el momento verdadero y la fe irrevocable en el futuro. Pronto el sol está en el cielo en toda su plenitud. Redondo, brillante y radiante. Calentando mi cuerpo, mi mente y mi alma. Buenos días, querida vida. Todo irá bien.
Hans, eine Wucht, dein Text! Sogar hier in Barcelona haben deine Worte die Morgendämmerung heraufbeschworen!
Buenos días querido capitán!
Mucho ánimo y que cada vez que sientas algo de agotamiento, pienses en estas certeras palabras tuyas: “Lo que importa ahora es sólo la cálida caricia en mi piel, el aquí y el ahora, el momento verdadero y la fe irrevocable en el futuro”.
Un abrazo y siempre pensando en ti, en Tuvalú y en Marc.
Eggi & Fabi
Guauuu que filosófico está mi capitán preferido
Lieber Hans, dein wunderbar philosophischer Text berührt mich tief. Der magische Moment, wenn in der tiefsten Dunkelheit das erste Licht erwacht, wenn Hoffnung aus Trauer und Verzweiflung aufblinkt. Wenn Zuversicht zu leuchten beginnt, die Schönheit der Erde und das Gute im Menschen sichtbar und real werden. Das ist es, was unser Planet, was die Menschheit braucht, in der Ukraine, auf Tuvalu, in der Türkei und in Syrien, im Amazonas und überall, wo Verletzung ist. Möge das Licht der Sonne uns allen Heilung bringen.
Hans …. einfach wunderbar deine Ode an die Sonne und das Leben