Aun es de noche – oscuro y negro – cuando nos levantamos por la madrugada. Pero en realidad todo el día va a ser negro. No es que haya un eclipse debido al final del mundo según el calendario de los Mayas. No. Porque hoy vamos de excursión a las montañas. Desde Antigua queremos subir al volcán «Pacaya» de 2552 metros.
El primer tramo lo hacemos viajando con un minibús – junto con Philippe y Sandra del ULANI – hasta el último pueblo alcanzable del volcán. Unas chozas simples y pobres cubiertas de laminas onduladas de metal. Desde ahí Imma y los ULANIS hacen la subida en caballo, mientras yo quiero probar que mis piernas débiles de navegante todavía son capaces de subir a una montaña. Como en Suiza: gencianas, edelweiss y “juuchzen” en la montaña.
Solamente : Cumbres negras como ésta no pueden ofrecer los Alpes. Además, la cumbre expulsa humo como si fuera Fidel Castro fumando puros. Los primeros pasos subimos a través de la selva tropical súper verde constantemente hacia arriba. Pero en algún momento llegamos al limite de los árboles o de la lava. Y todo el paisaje queda sólo en negro. A 2100 metros, casi el último pasto alpino por debajo de la cumbre. En lugar de las vacas quedan apenas unos pocos turistas.
Como siempre, estamos profundamente impresionados de estos paisajes extremos. Desiertos, volcanes y el mar tienen mucho en común. La reducción es la poesía. Potencian la percepción. Lo que son las algas flotantes tipo sargazos en el mar Atlántico, son los pocos y diminutos brotes verdes en el borde de un cráter – que tratan de sobrevivir con una gota de rocío en la hoja. Hasta el siguiente flujo de lava – o un huracán , tormenta de arena – las cubra de nuevo. ¡Que voluntad de sobrevivir! Uf, tan colorido sólo puede ser un volcán.
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