Dieciséis veces tuvieron que llegar con una fragata. No desde la isla de al lado, sino desde la lejana Amsterdam, a unas 12.000 millas náuticas rodeando el temible Cabo de Buena Esperanza.
Una vez sólo para todos los tornillos. Las demás veces cargados con placas curvadas de hierro fundido. Bien numeradas, para que fuese fácil volver a armarlo de nuevo. De niños jugábamos al Mecano y Lego, los astutos holandeses convirtieron esos juegos en el arte de construcción de un faro en ultramar. Mejor no pensar qué pasaría si una sola placa tuviera un tamaño incorrecto, se olvidara o si se perdiera.
Cuatro hileras de placas por piso. Estrechándose hilera a hilera cónicamente. Después de subir los veinte pisos llegamos con falta de aliento a la cima, a sesenta metros de altura. Una obra maestra de prefabricación y planificación. Impresionante la vista y enseguida está claro por qué los holandeses en el año1882 lo querían aquí.
El mar está salpicado de pequeños islotes y arrecifes. Bueno para los numerosos barcos turísticos que ofrecen recorridos por los islotes, malo para los barcos de transporte de los holandeses. En los viejos tiempos llegaron después de un largo viaje para explotar el apreciado níquel y venderlo con beneficios enormes en casa. Pero el riesgo también era alto; el mar alrededor es un cementerio de barcos.
En el viaje de ida, los barcos vacíos se llenaron con lastre bien útil para garantizar la navegabiliad de los buques, es decir los elementos de fachada prefabricada. Una vez descargados volvieron con el valioso níquel. Estamos en la época de la Torre Eiffel, el mercado del Born y el movimiento del modernisme en Barcelona, la industrialización europea, que también tuvo sus efectos en las colonias lejanas. En todas partes en ultramar hay iglesias prefabricadas, bibliotecas, palacios, faros …
A pesar de que en la era del GPS el faro se ha vuelto casi obsoleto, siendo más bien un icono turístico que un servicio marítimo, todavía parpadea astutamente cada 7,5 segundos sobre nuestras cabezas por la noche, visible a unas 20 millas. Quién sabe si un rayo cae a nuestro yate o si Trump apaga los satélites en una de sus ocurrencias matinales tontas, de repente estaríamos felices por él nuevamente.
Pd. El faro se encuentra en el islote de Langkuas (2 ° 32.137 ‘S 107 ° 37.332’ E), la isla principal es Belitung.
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