Rrok rrok. Y la respuesta llega: rroook. Es evidente que los dos se entienden a la perfección. Aunque él tiene un acento un tanto extraño y poco cuerveño. Ella mira desde arriba, él desde abajo. Rrok, ¿qué significa eso? me pregunto. Pero el observa astutamente la cuerva. El mundo es complejo y ¿quién entiende todo, desde la física cuántica hasta el lenguaje de los pájaros?. Luego me cuenta algo sobre la cabra que encontró dormida en el sillón de su scooter alquilada. Ahora sí empiezo a dudar. Lejos de casa, ¿tiene ya el inevitable síndrome de soledad como navegante en solitario? ¿Simulando el macho duro y dominante?, pero a la hora de la verdad, aprovecha desesperadamente cualquier oportunidad de contacto social, por pequeña que sea…
Si soy sincero, el concepto de dar la vuelta al mundo en solitario de momento no le cuadra mucho. Partió de Barcelona el pasado mes de octubre. Desde junio, atraviesa las aguas cálidas de Grecia en busca del sentido de la vida, de Ítaca, imitando así el viaje de Odiseo. Sin embargo, al igual que su modelo mitológico, rara vez está solo. Su divina Penélope, en lugar de quedarse obedientemente en Ítaca, se apuntan a menudo a navegar con él. Así que sus pretendientes no tienen ninguna oportunidad. Además, varios amigos le visitan, le ayudan a izar las velas, a entender el griego, a disfrutar de la barbacoa, a evitar travesuras. Solo se reserva estrictamente para sí mismo el empeño de mantener el barco limpio y pulido. Así que tengo el privilegio de acompañarle durante tres semanas en su viaje de exploración por las islas Cícladas. Como testigo contemporáneo que documenta el viaje, como si fuera el pintor suizo Webber, que hace siglos interpretó con sus cuadros el viaje de James Cook para la posteridad. Una excelente tarea me parece, y al igual que la cuerva, nos llevamos espléndidamente. Rrok rrok. Probablemente porque mi propio acento tampoco es perfecto.
Espero que por lo de la cuerva los hijos de nuestro héroe y creador de mitos, no imiten a los hijos de Odiseo, Telemacho y Telégono, y lo envíen sin piedad al reino de los muertos. Ya que aparte de algún desliz extraño en la playa, puedo certificar que está lúcido, ha mutado en un capitán asombrosamente sensato y está lleno de alegría de vivir. Aunque el lector astuto debe tener en cuenta que sólo lo que se relata ocurrió realmente.
> Album de fotos: https://www.tuvalubarcelona.es/de/portfolio-items/greece/
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