Mundos paralelos

2019-07-14T02:19:00+00:00 14 julio, 2019|2019, Australia, Queensland, Torres Street|

Antes de las 10 había unas 20 a 21 brazas, seguíamos navegando con esta profundidad de agua hasta justo antes de las once, ya que había 17, y antes de que se pudiera realizar otro sondeo el barco embarrancó y quedó inmóvil.

Imma está en la proa, como siempre cuando hay entradas difíciles a través de arrecifes. Conviene toda la prudencia, ya por razones históricas. Nos encontramos a unas 6 millas del Endeavor Reef (15 47 S, 145 35 W), ahí donde James Cook embarrancó. Pero en comparación con él, lo tenemos mucho más fácil; con cartas electrónicas, GPS, Google Earth y además el tramo que realizaron hace poco nuestros amigos del ULANI. Delante nuestro está brillando el mar turquesa y una de aquellas islas de ensueño del mar de sur: Hope Island. En un instante podremos dejar caer la ancla. Pero entonces; un temblor, una vibración fuerte, un crujido y un rascarón doloroso y miserable; que duele en el alma, en el oído, en el corazón, y en algún lugar en las profundidades del TUVALU. Son solo segundos, pero nos parece una eternidad.

En seguida quitamos las velas, bajamos las chalupas al mar y sondeamos la profundidad del agua alrededor del barco y comprobamos que hemos chocado en el lado sureste de un bloque de coral.

Cunde el pánico. Un breve instante de falta de atención de parte mía – observando las cartas electrónicas en vez de la realidad – y así no escuchando el grito de atención de Imma. Eso nos recuerda a Fiji hace dos años, pero teniendo cierta experiencia en situaciones como estas tampoco mejora la situación. Pues, levantamos las tablas de madera del suelo, comprobamos los tornillos de la quilla. De primera vista – ufff – no se ve nada raro, tampoco hay agua en la sentina. Observando entonces el casco desde fuera; nada. «Sondar, alrededor del barco», se tendría que hacer según Cook. «Joder, somos gafe»,dice Imma seca.

Entonces empezamos lo más rápido posible a liberar el barco de peso. Ya parecía que era la única posibilidad que nos quedo de soltarlo del arrecife , ya que hemos embarcado más o menos en  pleamar. Tiramos fuera bordo cañones, pesos de piedra, botas, arcos de botas, ramos de botas, comida estropeado, etc.

Cañones y botas no hay a bordo. Tenemos que inventar otra estrategia. Pero nuestro embarrancado tampoco duraba 23 horas, sino sólo unos breves segundos. «Bucear», propongo algo tímido. Algo que no se le ocurrió a Cook. Tampoco sabían nadar ni que estas aguas están llenas de cocodrilos. Por la mañana del día siguiente se nos ocurre la solución: un selfi de obra viva. Consiste en eso: atas una cámara GoPro sumergible al bichero y aguantándola desde el franco bordo das vueltas alrededor del barco. Como bucear, pero sin cocodrilos que te comen. Después observas con calma la película en el ordenador.

Durante semanas Cook está reparando su barco en la playa de Cooktown y zarpa de nuevo al inicio de agosto 1770. A pesar de cierta resistencia de su tripulación navegaron  los próximos ocho días lentamente hacia el norte, dentro de la totalmente desconocida y cada vez más estrecha franja de agua interior de la Grand Barrera de Corales. A la altura de las islas Flinder, ahí donde después de dos días de navegación fondeamos en una bahía estupenda, una chalupa de Cook encuentra por fin un hueco en la gran barrera de corales – que hoy en día se llama Cook Passage. Saliendo por ahí encuentran nuevamente el mar abierto y seguro.  

Mientras tanto nos soplan con ganas los alisios de sureste. En el interior de la laguna, así con mar plana y viento agradable de popa, navegamos en etapas de día y fondeamos de noche. Poco a poco subimos al norte, más prudente que nunca, pero sin más choques con los corales.

Breves momentos después de las cuatro de la madrugada el ruido de las olas eran bien notables y al amanecer un mar rompiéndose enorme estaba a menos de una milla, demasiado bien visible para nosotros, y teníamos que reconocer que las olas empujaron el barco con una velocidad sorprendente hacia allá.

Después de 155 millas de navegación en alta mar a la derriba, Cook se encuentra  de nuevo en el exterior de la gran barrera de corales. En el último respiro se abre delante – gracias a dios – el Providencial Chanal (12 37S, 143 49 W), un hueco de apenas 200 metros. Empujado por las corrientes de la marea, navegando aprovechando un soplo de viento casi intangible, por la chalupas a remo arrastrándole, consiguen volver hacia el interior de la barrera de corales. Un lugar al mismo tiempo peligroso y seguro. Con un enorme respecto nos imaginamos como fue hace trescientos años; veleros enormes sin motor, sin GPS, sin cartas náuticas en aguas completamente desconocidas, llenas de arrecifes e islotes que aparecían y desaparecían según la marea de tres a cuatro metros. ¡Que enorme maestro de la navegación era Cook!

Mientras tanto hemos hecho dos navegaciones diurnas agradables, con una parada en la isla salvaje de Morris, y fondeamos en la misma longitud que Cook, pero pegada a la costa, en Portland Road. Así se juntan de nuevo nuestro caminos. Gracias a Cook y sus sucesores navegamos en slalom entre arrecifes y baja profundidades hacia el norte más extremo de Australia. A Cape York, ahí donde Cook definitivamente podía probar que Papa Nueva Guinea no está unida con New South Wales, ahí donde uno puede pasar por el estrecho de Torres hacia el Océano Índico.

El mundo no deja lugar para excusas si un hombre no explora una costa que acaba de descubrir. Si se excusa por los peligros que podría haber, se le acusa de miedoso y de falta dé insistencia, y le llamarían al mismo tiempo como el explorador mas incapacitado de la tierra. Pero si uno con valentía se enfrenta a todos los peligros, pero tiene la mala suerte de no tener éxito, se le acusará de insensatez y de falta absoluta de sabiduría. 

(>> todos los citados son del libro alemán: James Cook. Exploraciones en el Pacífico sur. El rol de sus viajes 1768  – 1779, Editoral Erdmann).

 

1 braza inglesa (fathomen ingles = 2 yardas = 6 pies = 1,8288 metros / 1 braza española = 1,6718 metros

2 Comentarios

  1. Thomas Krüger 14 de julio de 2019 en 09:11 09Sun, 14 Jul 2019 09:11:52 +000052. - Responder

    Da ist eine Lücke in der Story. Wie seid ihr wieder freigekommen? Doch nicht durchs Filmen…?

    • Hans 14 de julio de 2019 en 09:18 09Sun, 14 Jul 2019 09:18:12 +000012. - Responder

      :-))) kurzes rumpeln und wir waren drüber und schon wieder frei geschwommen. Der Film hat keine Kratzer gezeigt, wir haben wohl bloss ganz unten mit dem Kiel kurz aufgesetzt. shit happens..

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