Juntos va mejor. Aunque esta tesis es relativa si se trata de navegar. Cada yate tiene sus características. Uno ciñe mejor, otro capea mejor los temporales. Entonces rápidamente te alejas de nuevo.
Con los JU de Barcelona zarpamos juntos en Port Vila. Por la noche todavía percibimos nuestras luces de posición. Aunque conviene no acercase demasiado. Al día siguiente hablamos por radio, luego solo por el teléfono Iridium. Solos cruzamos en la segunda noche los Iles Loyauté, aquel archipiélago a unas 80 millas en el norte de Nueva Caledonia. En la noche negra y sin luna pasamos por un pasaje plagado de arrecifes. Rezamos a Dios y al GPS que los arrecifes estuvieran donde deberían estar. Lamentamos que los del JU no fueran por delante.
Por la mañana llegamos demasiado temprano al pase por los arrecifes en el nordeste de Nueva Caledonia. Cuatro nudos de corriente saliente en contra, vaya coñazo. Poniendo mucho motor unas horas mas tarde acabamos al otro lado del Canal de Havanna,fondeados en una hermosa cala. Y pronto aparecen los JU. Reunidos de nuevo nos contamos las aventuras. Subimos juntos a la colina y nos miman con recetas de la cocina catalana.
Ahora están en camino de nuevo hacia Australia y gracias a los emails de Iridium participamos en su experiencias. Navegar juntos es hermoso.
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