6.1.2012 / 18:00 hora local / 28ºC / Cala en Fort de France-Martinica: Aún faltan unas horas hasta el despegue del avión con dirección Europa, charla agradable en Tuvalú en la última puesta de sol caribeña, de repente me mira el patrón Hans con una cara seria: “Tu podrías hacer un artículo para el blog visto desde la perspectiva de un miembro de la tripulación…”. Yo trago vacío, supongo que esto era el último comando al marinero… le pido por una pequeña moratoria que naturalmente él me concede en su habitual manera generosa.
10.-11.1.2012 / 23:30-04:00 hora local / -3ºC (en el exterior, por supuesto) / Cal Músic: intento de encontrar el sueño como cada día desde que estoy otra vez en el viejo continente, pero el Jet Lag todavía me tiene cogido fuerte, pero de repente se me empieza a girar el carrusel dentro de mi cabeza. Empiezan a pasar imágenes delante de mí a toda velocidad, recuerdos de agua, nubes, caras, música, risa, sentimientos, alegría, aburrimiento, ilusiones y desilusiones, un popurrí de detalles. Por fin consigo apagar la máquina de pensamientos y adormilarme, pues allá en el caribe, 23:00 hora local, sería hora de apagar las luces y entregarse a los sueños.
1º movimiento: Allegro ma non troppo
Llegada al Tuvalú en Las Palmas: una acogida cordial de los amos Imma y Hans, una camiseta caliente de la prensa con el logo “TUVALÚ, Barcelona-Tuvalú” está encima de un camarote recién recubierto con ropa limpia, la tripulación se siente bienvenida. Empieza una actividad diligente en el interior y en cubierta, hay todavía varias cosas para llevar a cabo. Pero también caben unas excursiones turísticas y por razón del aplazamiento de la salida, el ritmo se ralentiza, hay espacio para pensamientos en el viaje inminente. No sólo euforia, también dudas suben desde el interior, todo acabará bien? Es bastante estrecho en un barco, cuatro personas, tampoco nos conocemos tanto, tres semanas son mucho si algo no funciona según lo previsto, se cumplirán las expectativas?Desde mi primera travesía del atlántico ya han pasado 15 años, sé algo de lo que puede pasar en una travesía, de bueno y de malo, a veces se instala una sensación dudosa. Qué piensan los otros? No se habla mucho del tema, cada uno está ocupado con sus propios sentimientos, nadie quiere enturbiar la alegría anticipada.
Se acerca la fecha de salida. Ya antes estudiamos intensamente el tiempo, se planean las últimas compras de productos frescos y finalmente se compra generosamente en el mercado. Nadie quiere hacer un ayuno en alta mar en una posible prolongación del viaje a 4 o 5 semanas (no se sabe nunca si está esperando una calma en una emboscada). Sube la nerviosidad. Últimas llamadas a los queridos en casa, efectivo, aquí llega un mail de trabajo que hay que resolver, rápidamente una compra de una pieza de repuesto para el caso de los casos en la tienda de acastillaje y el deseo que por fin! zarpamos.
2º movimiento: Adagio
Cambiamos la tonalidad, quiere decir el paso. Y no está permitido de correr, extrema precaución está requerido, estamos en medio del atlántico. Un “tropiezo” habría consecuencias serias que a ninguno le gustaría provocar imprudentemente. Mis experiencias personales no dejan que nunca se apague la lucecita roja. Yo sé, un poco de miedo resulta en más atención, así lo dejo tranquilamente dónde está, en mi conciencia.
Gran Canarias ya se encuentra millas atrás, la escena del despido todavía está viva en nuestra memoria. La música de Bob Marley resuena en los oídos y algo dentro ya olfatea aire del caribe. Los tonos azules del océano pero todavía no quieren brillar tanto, el cielo recuerda más al Mar del Norte. Pasa día tras día, mis recuerdos a la travesía hace 15 años están delante de mi cómo un memorial, algo no está bien: así no era. Comienza una lucha interior, no consigo alinear lo pasado y lo presente, son demasiado diferentes, aparentemente. Pasan los días, ya pronto tendremos medio tiempo. El cielo se queda con el gris, las olas crecen, a veces temiblemente grandes, mi memoria me dice que esto se parece a lo ya vivido, esto me calma. Pero aquí pasa: una ola es demasiado grande para Tuvalú, con estruendo se rompe el monstruo de casi 5 metros de altura directamente debajo de la popa y levanta en torbellinos espuma y salpicadura, la proa se catapulta en una y la popa en otra dirección. Abrazado fuertemente a un winche en el puente, soy testigo de un casi vuelco de nuestro barco. Rápidamente se vuelve a levantar, uff, esto ha sido justo, y yo aquí en medio del huracán. Mis piernas empiezan posteriormente a temblar, el susto es profundo. Esta noche no hacemos guardia en la bañera, todos nos sentimos más seguros en el interior. Pero como siempre en la mar, también esta situación nos hace más sabios y cuidamos a partir de ahora muy bien de poner suficientemente vela para que también en estas circunstancias el barco tenga velocidad para liberarse de las garras de las rompientes. Con el tiempo las montañas altas y valles profundos de las olas nos dejan indiferentes. Conocemos todo, ya no nos impresiona.
Si, exactamente, ya no impresiona, ya lo he visto bastante, necesito un cambio de escena, pero no ocurre. Que aburrimiento, no he querido una travesía en el Mar del Norte. Mi intranquilidad interior es difícil de dominar, me repito a mi mismo: calma, no cambiará hasta que la naturaleza lo decida, puedes resistir lo que quieras, no cambiará antes, déjalo, relax. Esto puede decir cualquiera, pero no funciona. Un día aparezco en una relajada charla entre mis compañeros, mi comentario seco: “todo esto sólo es una gran ilusión, quién sabe lo que hay detrás del horizonte”. Tres pares de ojos extrañados me miran estupefactos: éste ha perdido el juicio! Mi lucha conmigo mismo sigue, entra en la última ronda.
3º movimiento: Scherzo (zumbido-flotante tras Felix Mendelssohn)
Agradablemente sube la temperatura de día en día, los peces voladores ofrecen diversión alegre. Les puedo observar horas, estoy fascinado de su arte ágil de sobrevolar las olas. Unas pocas aves marinas, se parecen a pardelas, alegran la escena alrededor de nosotros. Enseguida espero de ver unos delfines, pero ni rastro. Probablemente impiden las olas grandes y las crestas de espuma el avistamiento de Cetáceos.
De mientras la luna ha cambiado a menguante y me deja una guardia de noche en absoluta oscuridad. Por un lado hecho de menos el mar brillante plateado que me daba una agradable sensación en mi interior, por el otro lado disfruto la inmensidad del cielo estrellado encima de mi y el plancton fosforescente en el agua agitado por Tuvalú. Estas horas de soledad conmigo mismo son una verdadera bendición. Cada noche me preparo una comida sencilla, escribo mis pensamientos en mi diario o en un mail a Maria, a veces disfruto de un pequeño episodio de “Polonia” en el iPad (para no iniciados: un programa catalán de sátira) y me río mucho, o simplemente sigo en mis pensamientos.
La convivencia en Tuvalú llega en estos días a un punto de culminación: media distancia de la travesía! Con una sorpresa detrás de otra nos esperan nuestros anfitriones este día. El fondue de queso que Hans traslada por arte de magia desde la bodega del Tuvalú a la mesa me acordaré como suizo toda la vida, en medio del atlántico, simplemente “abstracto”. Para celebrar el acontecimiento, mi plan de dieta recibe un día libre, Schoggi (chocolate en suizo) para postre, y que buena que es, wow!! una verdadera explosión de sentimientos!!… Siguen regalos, Bob Marley para Antonio, Jack Sparrow’s (Quim Pardalet en Catalán) “Piratas del caribe” para Hans, un “juego” de números para la Imma que cuenta y, no sé cómo lo podían saber? Moitessier para mí (para no iniciados en la literatura náutica: Bernard Moitessier, 1925-1994, era un navegante aventurero).
Siguen un par de días grises más, el mar empieza a disminuir las montañas de aguas, adónde llevan tanta agua no me queda claro, sobre todo la vida a bordo se hace más fácil a partir de ahora. Sin aguantarme no me atrevo de moverme ni dentro del barco. Tuvalú con su forma de casco moderno es un barco que tiene raza, es ágil y rápido, pero esto también tiene su lado oscuro: “la coctelera” es su apodo, a menudo se sacude y nos remueve como dentro de un agitador. Para Imma un infierno. En este punto me gustaría expresar mi gran admiración como aguantaba todo el viaje con su tema de salud delicada. Realmente un doble mérito!
Nuestra curva en el atlántico se acerca a la tangente de meta, el punto más al sur se acerca. Por fin el tiempo está cambiando a “caribe”: cómo ha tardado! En un santiamén mi melancolía se disuelve, un recuerdo de la primera travesía tan habituado sentimiento de alegría sube dentro de mi. Floto, grito, simplemente es genial. El gris del cielo deja paso a numerosos tonos de azul, el mar empieza a brillar en un azul zafiro profundo, un cielo que está lleno de mis tan amados nubes cumulus de los alisios. Esto es uno de los paraísos verdaderos en tierra. He llegado.
4º movimiento-finale: Vivace (con una nota romántica)
Los días se repiten, pero esta vez agradablemente veraniegos, temperaturas constantes de entre 28º-30ºC en la panza del barco. El viento afloja algo, entran las ganas de subir el Spi, llegar más rápido a la meta, ya no queda mucho por recorrer, sólo 900 millas… El capitán no se deja convencer, conoce bien a su barco. De mientras el viento no está constantemente debajo de los 10 nudos no hay que esperar nada. Naturalmente tiene razón, un nudo más de velocidad durante 10 horas nos acerca sólo un par de horas más rápido a la meta, un cálculo ridículo en estas dimensiones. Así para variar nos ocupamos de un par de arreglos menores, lectura, higiene personal. Pero cuanto más nos acercamos vuelven los pensamientos sobre la llegada. Cada día una disimulada ojeada a la pantalla del GPS, “sólo” quedan 700 millas, esto quiere decir que igualmente celebraremos Navidad en el caribe? Maria llega el 23. ¿Nos veremos en Martinica o Santa Lucía? Demasiadas preguntas abiertas que están expuestas al juego de la naturaleza.
Las provisiones de fruta se están acabando. Estamos sorprendidos cuanto tiempo nos duraban y sobre todo que poca fruta ha ido fuera borda (sin pasar por nuestros estómagos). La verdura lo tenía más difícil. Antonio vigilaba bien el estado de los huevos, cada día tocaba una voltereta para cada uno, los huevos naturalmente. Un par de estos artistas de supervivencia no conseguían llegar a nuestros estómagos, pero les ha tocado su propia travesía sobre los aguas. ¿Si a los peces les gustan los huevos? Nuestro plan de menú es cada día más animado. Con las provisiones grandes de verdura nos hemos auto-obligado a una dieta de verdura-patatas. Las ganas de comer espaguetis, pizza, simplemente comida “normal” y variada es grande. Con Hans nos entendemos muy rápido y él nos hace aparecer como por encanto unas comidas muy buenas.
Esta última etapa, hemos repartido el recorrido virtualmente en tres etapas, está marcada por una tripulación cada vez más lenta. Se tiene la sensación de que todos han bajado el ritmo y que todos viven en otro mundo, un mundo que no conoce estrés, que produce otra forma de estar. Pues, ésto es navegación oceánica.
El día 19 ocurre LA puesta de sol. Disfrutamos de un espectáculo que dura media eternidad, las formaciones más impensables se van cambiando entre si y el cielo se decora de unos colores que en otras circunstancias llamaríamos “Kitsch”, aquí pero es un goce de sensaciones. Para mi ya sólo este momento me valía todo el esfuerzo del largo viaje sobre el océano. Monumental!
Con el acercamiento a las islas caribeñas crecen nuestras ganas de dormir una vez tranquilamente, dar más de un paso sin tener que apoyarse, caminar, simplemente trepitjar terra (pisar tierra) y respirar aire con olor a tierra. Antonio y yo también esperamos con entusiasmo el reencuentro con nuestras mujeres.
La mañana del día 25 de diciembre se despierta con la fina silueta de Maritinica en el amanecer. Para nuestra percepción, probada en paciencia, nos acercamos rápidamente al cabo sur de la isla y pronto puedo contactar con Maria por sms. Cómo puede ser que la distancia que nosotros tardamos 3 semanas hacía ella en 7 horas? Preguntas sin sentido, en este momento sobrepasan mis capacidades.
En la Marina Le Marin pues el momento más deseado desde hace mucho y un reencuentro muy feliz. Lo hemos logrado. Barco y tripulación están bien, pero para ser sincero, todos con ganas de tener mucho espacio para uno mismo. Después de la primera noche horizontal y tan tranquila, sigue mi aventura con Maria por Santa Lucía, Antonio se separa de Tuvalú para reencontrarse con su Angela y Hans e Imma por fin, después de compartir sus espacios con nosotros durante 4 semanas, pueden llamar su barco otra vez su propio barco.
Muchas gracias Imma y Hans por vuestra hospitalidad y vuestra cordial acogida en vuestra comunidad de navegación!
11.1.2012 / 14:00 hora local / 10ºC / Cal Músic: La temperatura y el sol fuera me sonríen, es hora de dejar mis sueños caribeños al lado. Me toca preparar leña para la estufa para que por la noche el fuego cruja alegremente y nosotros, estando un par de horas delante del caluroso juego de las llamas, cerquita uno del otro, podemos hacer planes para nuestro próximo viaje…
Beat, tripulante en la travesia atlantico. Fotos © Beat Marugg
Como va todo pareja,ya veo que os lo estais pasando bien y disfrutando del caribe y de todas sus maravillas.Por aqui todo sige igual, ahora tenemos una onada de frio siberiano que por las noche rondamos los cero grados.Yo sigo poniendo el Pamalita a punto para este verano que espero poder navegar,primero intentaremos ir a Croacia y luego para el mes de Diciembre el asalta del Atlantico.Los planes vuestros cuales son, cuando pensais cruzar el canal de Panama,ya seria la ostia que nos podamos ver por el Caribe.Se sepais que sigo con interes el blog del viaje y me gustaria ver mas fotos y mas videos que me parecen pocos.Desearos lo mejor y que sigais disfrutando del viaje,aunque estos tipos de viajes se disfrutan mas cuando ya se han hecho que en el mismo momento,pero hay que hacerlo y saborearlo.Un saludo de Maricarmen y mio