Delante nuestro está el mayor cementerio de barcos del mundo. Sopla con fuerza de temporal. Un albatros esta sobrevolando majestuosamente los acantilados. Lluvia horizontal. El cielo gris, el mar negro, con borreguitos blancos. El frío intenso nos llega a los huesos. Hace poco el viento infernal rompió en pedazos la famosa escultura. La familia de farero se amarra dentro de su casa, como en tantos días del año. No obstante nosotros estamos fuera – hemos llegado al fin del mundo.
Con ruido metálico nuestro buque, la STELLA AUSTRALIS, está bajando el ancla. El TUVALU no lo ha tenido que hacer, para el lector atento ninguna sorpresa. Nuestro yate ligero, sin aislamiento ni calefacción sería una nave equivocada en este lugar tan inhóspito. Durante cuatro días navegamos a bordo del crucero de expediciones en los canales de Beagle y Magallanes. Con zodiacs llegamos a menudo a tierra. Pingüinos, elefantes marinos, cormoranes – glaciares, témpanos, bosques subantárticos
El mundo de los navegantes está lleno de mitos y leyendas. Llegando al lugar definitivamente mas remoto de nuestro viaje en Suramérica gritamos contra el viento. ¡Increíble! Cabo de hornos – sueño y pesadilla de todos los navegantes.
Que envidia me dais y yo a punto de partir hacia el Caribe.Como me empeñe os voy a buscar.Jeeeeeeeeee
felicidades por poder cumplir vuestros sueños