1.247 kilometros tiene la Carretera Austral. Te lleva de Puerto Montt hacia O’Higgins. Siempre hacia al sur, a la derecha el mar, a la izquierda las montañas. La naturaleza fundamental de cualquier camino consiste en conectar dos puntos. Yendo a algún lugar. Un objetivo claro.
Pero, sinceramente, no queríamos ir a ningún lugar específico con esa carretera. Era más excusa para ver sus paisajes increíbles y sus pueblos tranquilos y aislados. Conocer a sus habitantes. Aprovechar cualquier desvío posible. Parar y observar. Abusamos aquella carretera para nuestros intereses propios.
De hecho, se nos hace fácil. Más de 50 km/h no se puede correr en este camino de grava – el famoso «ripio«. A veces la montaña se desliza y bloquea la carretera. Vacas, corderos o guanacos cierran el paso. O bien la montaña es tan impenetrable que solamente un transportador deja seguir el camino por el mar. Incontables obras interrumpen, la carretera está en un estado de reparación permanentemente. A menudo el tiempo es horrible, con lluvia y poca visibilidad. Las curvas son muy pronunciadas, igual que las subidas y bajadas. En el lado derecho de la carretera cae a menudo casi verticalmente al mar. A veces hay vendavales infernales. En cientos de miradores nuestro aliento se para por sus paisajes tipo Jurrasic Park (mirar blog anterior). Todas son razones para reducir la velocidad o detenerse.
En O’Higgins ni Pinochet ni el régimen actual democrático tenían suficiente fuerza y empeño de continuar la construcción atravesando los duros campos de hielo Magallanes. O’Higgins como punto final de la carretera es un remanso dormido, como la mayor parte de los demás pueblos de la pista. Así no nos queda más remedio de dar la vuelta y regresar los últimos 150 kilómetros, para desviarnos por el paso Rodolfo Roballos a Argentina. Llegando así finalmente a los últimos rincones más australes de Chile en Punta Arenas.
No obstante, de alguna manera nos sentimos orgullosos posando delante de la señal punto y final de la carretera austral en O’Higgins. Llegar siempre es continuar.